Si nuestra realidad fuera determinista, la precisión de nuestros planes en la vida sería el pilar fundamental de nuestra existencia. Pero creo que la humanidad es a nuestras historias individuales como el universo a las partículas elementales que lo conforman.
Sin embargo, y siguiendo la analogía, no creo que el colapso de nuestras decisiones sean totalmente aleatorias. Más bien son nuestros ideales y sesgos los que al final determinan en que lugar de la onda se encuentra ubicada la partícula.
Si en un inicio planteamos un modelo para nuestra vida que no concuerda con los resultados esperados, la solución no es otra fórmula exacta, sino empezar a moldear nuestros modelos de pensamiento para hacer cosas que en un principio no parecían coherentes, y considerarlos como directrices en vez de puntos exactos.
… Como un programador intentando transmitir un pensamiento a través de un texto medianamente articulado por ejemplo.
