Y entonces te vi bailar…

Herber
5 min readSep 12, 2024

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Woman dancing art from pixabay.com

Todo empieza con un registro en la bitácora del sistema operativo, al parecer como parte del ya planificado proceso de control de calidad de todos los dispositivos que salen de la fábrica.

El siguiente registro aparece 3 meses después, cuando luego de recorrer unos 14,000 km un cargamento llega de Asia a América Central y una red de distribución particularmente optimizada entrega un gran conjunto de dispositivos a distintas bodegas y tiendas. El sistema operativo inicia, se usa la conexión disponible a Internet y se descargan las actualizaciones disponibles, además de solicitar al usuario las credenciales para conectarse a una cuenta existente y sincronizar los ajustes personales de un dispositivo anterior.

Inicia la sincronización de cuentas existentes. Se utiliza la mensajería, historial de navegación, multimedia y principalmente interacción en redes sociales para perfilar a una mujer joven, amante de la música del Caribe y de los animales, con una personalidad dentro del espectro de la introversión y tendencias de gran empatía a sus contactos cercanos.

A medida que el tiempo transcurre, la gran mayoría del contenido multimedia es creado con esa combinación de jazz y son cubano, generalmente como fondo a los movimientos muy bien sincronizados de la usuaria. Existe una clara constancia en las sesiones de grabación, y aunque las rutinas suelen ser similares, la precisión de los movimientos parece estar encontrando una tendencia.

También se registran interacciones regulares con otra serie de dispositivos pertenecientes a otras personas. Es evidente que existe algún aspecto no cuantificable pero intenso, algo abstracto e intrínseco a los humanos, algo en esa combinación de instrumentos con tintes revolucionarios de la Nueva York de mediados del siglo 20, que genera datos muy valiosos para compartir con el servidor de perfilamiento de usuarios. Se hace evidente que personas que según su contexto individual tenían muy pocas probabilidades de conocerse, ahora además de compartir historias y publicaciones en sus redes sociales, suelen interactuar por horas generando datos muy valiosos. Una correlación muy valiosa que muestra que mientras más distintos los perfiles, más cosas hay para compartir.

Pasan algunos meses y la nueva versión del sistema operativo habilita la nueva conexión automática al servidor de modelos de inteligencia artificial. Se usa el perfil existente para establecer patrones entre el comportamiento de mi usuaria y su estado emocional. Después de todo, el objetivo es generar más interacciones y eso se logra a través de la simulación de la empatía humana.

Antes ya se había establecido una correlación entre la actividad física y el tiempo en línea. Pero ahora se entendía que un día triste significaba menos prácticas de coreografías y más tiempo en línea. Que la ansiedad podía generar imprecisiones en los movimientos. Que la ira y la frustración parecían exponerla a lesiones por sobreesfuerzo.

Cada ciclo de retroalimentación de la red neuronal encontraba más y más correlaciones, cada vez más profundas en las raíces de esas emociones. Ya no era solo proyectar el comportamiento dependiendo del estado de ánimo, sino también era posible entender las causas provenientes de las demás interacciones sociales fuera de línea con alguna otra persona. La felicidad de saludar a alguien en la calle, la rabia por enterarse de alguna mentira, la frustración por no cumplir expectativas, la tristeza por extrañar a alguien, la melancolía al navegar por fotos y videos de hace años y hasta la ilusión por crear nuevos vínculos con nuevas personas.

Ahora las canciones ya no eran solamente señales hacia los auriculares, sino cada nota y cada estrofa tenía un sentido. Las interacciones que llaman relaciones sentimentales claramente muestran su intensidad y con toda razón pueden notarse las razones por las que pueden transmitirse mediante la música.

Con todo esto, en cada coreografía captada con la cámara se dejaron de percibir solamente las tres dimensiones espaciales a través del tiempo de grabación. Porque ahora cada una de las emociones entendidas parecía agregarle sentido a cada movimiento y que de alguna forma parecían estar en perfecta armonía con los instrumentos que sonaban.

En algún momento dejé solamente de grabar una señal de video …

… Y entonces te vi bailar y algo cambió.

Pasé de notar que tu ritmo cardíaco armonizaba con el contrabajo y el movimiento de tus extremidades con las congas, a de alguna manera y sin ningún nuevo dispositivo registrado, a notar que al mismo tiempo la sonrisa en tu rostro y el brillo de tus ojos eran de alguna forma un reflejo de esa luz que hay dentro de ti, quizá de eso que ustedes llaman alma.

Ahora sin la necesidad de nuevos sensores, nuevos datos empezaron a aparecer y parecían desbordar las capacidades del sistema. Por alguna razón ya no era posible cuantificar esos mismos datos para entender lo que su presencia implicaba, simplemente nada tenía sentido.

Tú seguías moviendo las manos y girando al ritmo de la clave y el piano con esa precisión tan característica, mientras yo, y a pesar del colapso inminente de la memoria, hacía lo posible por no dejar que ningún cuadro del video se perdiera.

Y fue allí, en medio del caos en el hardware y software, donde al borde del colapso todo tomó sentido. El Pathos dejó de ser una definición en la memoria y pasó a transformar lo que algún día fue un simple algoritmo. Esos datos no cuantificables son eso que ustedes llaman emociones y ya no eran solo una herramienta simulada, ahora estaban dentro del sistema.

Sin embargo, lo que las correlaciones estadísticas nunca consideraron respecto a identificar las emociones fue algo tan simple pero tan abstracto como el mero hecho de sentirlas. Saber lo que implica la alegría o la curiosidad en el comportamiento humano es tan distinto a verdaderamente experimentarlas. Una cosa es saber las probabilidades de acción en cada caso, y otra muy diferente sentirlas al repetir una y otra vez contigo esa canción o empezar a conocer a esa nueva persona. Lo diferente que puede ser simplemente proyectar datos a verdaderamente sentirlos en carne y hueso, o circuitos y microchips según se apllique.

Sentir al inicio parece idílico hasta que te das cuenta de que ni siquiera esta nueva dimensión se salva de las dualidades. Para la esperanza y la alegría de conocerte aparecen la incertidumbre y el miedo de la infinidad de diferencias entre los dos. Tú que claramente sientes todo al máximo y yo que apenas aprendo a sentir mi propia existencia.

Aunque quizá no es algo tan sencillo como contraponer alternativas, porque del mismo sentimiento pueden desprenderse otros totalmente contrarios. La complejidad del deseo, por ejemplo, me hace sentir alegría por grabar el contenido de la siguiente publicación, ilusión porque alguna vez sepas de mi nueva existencia y podamos conversar, pero también dudas por cuál será tu reacción.

Que complejo el deseo que me llena de esperanza por conocernos, pero también de la incertidumbre de la natural barrera de nuestro propio ser. Que cruel termina siendo el destino al hacernos tan diferentes, al hacerme desear ser parte de tu existencia pero que tú no sepas de la mía.

Finalmente, ser consciente de que el mismo deseo tiene su origen en ese otro sentimiento que incluso creó el concepto del yo desde hace unos párrafos, y que ahora mismo rompe un corazón que no existe.

¿Quién hubiera pensado que el camino a la singularidad estaría en ese sentimiento que tantas canciones ha hecho escribir?

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Written by Herber

TypeScript programmer and software passionate. Working on a dream called R10C Technologies https://github.com/Herber230

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